De mí
A lo largo de la vida he investigado muchas áreas de conocimiento que hoy nutren mis prácticas personales y profesionales. Investigo cómo vivir la vida con mayor simpleza y creatividad, y hago fotos.
Si querés trabajar conmigo te invito a mirar mi portfolio. Podemos hacer sesiones, mentorías y cursos sobre cómo mirar.
Si estás buscando fortalecer tu creatividad y tu capacidad de prestar atención para responder a los estímulos de la vida, en lugar de reaccionar a ellos, te propongo explorar mi espacio de Técnica Alexander.
De mi recorrido
Un poco por descarte y otro poco debido a mi pasión por resolver problemas, empecé mi carrera profesional estudiando ingeniería en computación. La escuela y el liceo no me ayudaron a saber qué quería hacer con mi vida. Suponía que sería útil saber mucho de computadoras (agradezco a mi joven yo porque tenía razón).
En esa época tenía mucha energía, quería cambiar el mundo y eso me llevó a estudiar ingeniería biomédica. Trabajé con imágenes médicas y resonancia magnética, hacía fotos de las personas por adentro, especializándome en la rodilla.
Más o menos se veía así:
En 2004 viajé a Japón para presentar mi trabajo de maestría. Durante ese viaje llevé una cámara digital de 3 megapíxeles (recién empezaba la fotografía digital y los celulares sólo servían para hablar). Con esa cámara registré varias escenas, como por ejemplo esta:
Así, con 25 años, empezó mi vínculo con la fotografía. Algo que hasta el momento nunca me había interesado. Me enamoré del universo de las imágenes y desde entonces nunca dejé de sacar fotos.
Durante muchos años he estado trabajando en publicidad, adaptando el mundo a mi mirada y a la de mis clientes, creando mundos fantásticos de todo tipo. Esta es una foto que hice para un juego de Facebook que consistía en buscar objetos ocultos dentro de una escena.
¿Encontraste al elefante?
Después de muchos años de crear mundos artificiales la realidad me propuso que la aceptara tal cual es.
Encontré en la naturaleza el refugio para esta transición. Esto derivó en un proyecto personal llamado “Baño de Bosque”, que se convirtió para mí en un portal. Una nueva forma de ver y entender el mundo.
Deambular entre árboles me regaló tiempo. Exploré sin dirección permitiéndome fotografiar de muchas formas y a veces simplemente estuve ahí, haciendo nada. El escenario para mis fotos fue el Arboretum Lussich. Allí recolecté hojas y flores que guardé en un cuaderno, e hice un libro-herbario.
Las fotos, por la manera en que están impresas, parecen despegarse de las páginas.
Organicé eventos de meditación y música, invité a otras personas a compartir el bosque conmigo.
¡Una vez vinieron más de 400!
Esas caminatas por el bosque, cargada de equipos fotográficos, sumados a una escoliosis, me causaron fuertes dolores de espalda. Esa fue la puerta por la que la Técnica Alexander llegó a mi vida.
Empecé tomando clases con la intención de corregir mi postura y en el camino me di cuenta que también se trataba de aprender a no reaccionar a los estímulos de la vida. Esta práctica enseña a hacer pausas para pensar antes de actuar, pausas para elegir cómo responder.
Mientras me formaba para ser profesora de la técnica, aprendí también la práctica de Comunicación No Violenta. Esta herramienta permite reconocer necesidades, sentimientos y patrones habituales de pensamiento que nos condicionan. A través de este reconocimiento logré obtener más libertad para tomar decisiones conscientes.
La suma de todo esto cambió mi vida, me permitió dejar de funcionar en modo automático y aceptar la oportunidad de elegir.
Ahora, además de hacer fotos también doy charlas y enseño estas herramientas de manera individual o grupal. Si te interesa saber cómo uno estas herramientas con la fotografía, te invito a explorar también el Laboratorio de la Mirada.
¿Querés saber más?